domingo, 11 de marzo de 2012

EL HORNERO SERAFIN




El hornero Serafín puso un enorme cartel frente a su nido, que decía: "ARQUITECTO SERAFÍN", construye su casa de medida.
Enseguida corrió la noticia entre todos los habitantes del bosque y sus alrededores.
Emilia, la nutria que vivía junto al río, fue la primera en encargarle una casa nueva porque ya estaba cansada de que se le inundara la suya cada vez que crecía el río. Y por eso le pidió a Serafín que le construyese otra mejor.
Serafín, que era un gran arquitecto, se puso a trabajar: primero hizo muchos cálculos, después los planos y por último, ¡una casa junto al agua y a prueba de inundaciones!
Emilia estaba requetecontenta con su nuevo hogar: era de madera, sobre cuatro patas y con una escalera.
Claro, con una vivienda tan alta, por más que creciese el río, ¡nunca podría alcanzarla!
También el puma Matías quiso una casa mejor porque, durante el invierno, la cueva donde vivía era muy fría y húmeda.

Entonces Serafín le construyó una cabaña de lujo, al pie de las sierras, con paredes de piedra, resistentes a cualquier tormenta y una estufa de leña con una chimenea, para que las noches de invierno no fueran tan frías. Matías podría dormir tranquilo, aunque cayera mucha nieve.
Y Serafín se hizo tan, pero tan famoso, que un día recibió una carta nada menos que, ¡del Polo Norte! Carolina la foca, le encargaba una casa.
Esta vez, el hornero tuvo que consultar un enorme libro, muy morrocotudo, para saber cómo se edificaban las viviendas en lugares tan, pero tan requetefríos como el Polo.
Por suerte, la explicación era clara: tenían forma redonda, se hacían con bloques de hielo y se llamaban "iglúes".
A Serafín le parecía muy extraño. Él había trabajado con ladrillos, piedras, madera y también adobe, como en su nido, ¡pero nunca con hielo!
A pesar de todo, puso manos a la obra y construyó un bonito "iglú", igualito al de la foto que mostraba el libro importante y morrocotudo.

También fabricó un cajón muy grande para meter adentro y enviar el iglú al Polo Norte.
Los amigos de Serafín lo acompañaron al puerto y todos juntos despacharon el gran cajón, con una etiqueta que decida: Sra. Carolina la Foca; de parte de Serafín, el hornero arquitecto.
El viaje fue muuuy largo y el barco pasó por lugares donde hacía muuucho calor. Y fue por ahí donde el iglú se derritió... y el agua se escurrió entre las maderas del cajón... y el cajón... ¡quedó vacío!
Por, eso, cuando Carolina la foca recibió el cajón vacío, exclamó entusiasmada:
-¡Pero qué moderno! ¡Un iglú cuadrado y de madera! -y muy contenta se instaló adentro.
Todos los pingüinos y focas del Polo, fueron a admirar el raro iglú "último modelo" de la foca Carolina.


BARTHE, Raquel Marta.


LAS FIGURAS GEOMETRICAS


Autor: Gilberto D. Herrera López
En una tarde soleada de Abril, cuando todos los niños habían almorzado, cepillado los dientes y se encontraban durmiendo en el salón, se reunieron todas las Figuras Geométricas para elegir a la más importante de todas.
Allí estaban el Cuadrado con sus lados iguales, el Triángulo de tres lados, el redondo Círculo, el rectángulo de dos lados cortos y dos más largos y el Ovalo que llegó rebotando contra el papel.
El Rectángulo habló primero --¡Yo soy el más importante!, pues los niños me usan para pintar muchas cosas. Casas, camiones, puertas y ventanas.
Saltó entonces el Círculo, --¡Que vá el más importante soy yo!, los niños me usan para pintar el Sol, la Luna, las pelotas y muchas cosas.
--¡No, no, no!?dijo el cuadrado ?Yo soy el más importante. Cuando los niños dibujan sus casitas me usan, además soy perfecto, pues tengo los lados iguales.
Así todos dijeron su importancia, el óvalo dijo que con él se podía dibujar peces, globos de colores y aviones de gran tamaño. El triángulo dijo que sin él las casitas no tenían techo ni los aviones alas y que él era el único que tenía tres lados. Así estaban discutiendo hasta que los escuchó el Lápiz --¡Que les sucede amigos!? les preguntó.--Amigo Lápiz ayúdanos, ¿quién de nosotros es el más importante?--.
El amigo Lápiz no respondió, solo se puso a dibujar en la hoja que tenía delante. Cuando terminó de dibujar se dieron cuenta que el Amigo Lápiz había hecho un dibujo con todas las figuras, porque para dibujar bien se necesitan de todas las Figuras Geométricas. Cuando los niños se despertaron de dormir encontraron ese bonito dibujo. 

LA MARIPOSA


Un hombre encontró un capullo de mariposa y se lo llevó a casa para poder ver a la mariposa cuando saliera del capullo.
Un día vio que había un pequeño orificio y entonces se sentó a observar por varias horas, viendo que la mariposa luchaba por abrirlo mas grande y poder salir.
El hombre vio que la mariposa forcejeaba duramente para poder pasar su cuerpo a través del pequeño agujero, hasta que llegó un momento en el que pareció haber cesado de forcejear, pues
aparentemente no progresaba en su intento. Parecía que se había atascado. Entonces el hombre, en su bondad, decidió ayudar a la mariposa y con una pequeña tijera cortó al lado del agujero para hacerlo más grande y ahí fue que por fin la mariposa pudo salir del capullo.
Sin embargo, al salir la mariposa tenía un cuerpo muy hinchado y unas alas pequeñas y dobladas. El hombre continuó observando, pues esperaba que en cualquier instante las alas se desdoblarían y crecerían lo suficiente para soportar al cuerpo, el cual se contraería al reducir lo hinchado que estaba.
Ninguna de las dos situaciones sucedieron y la mariposa solamente podía arrastrarse en círculos con su cuerpecito hinchado y sus alas dobladas. Nunca pudo llegar a volar. Lo que el hombre en su bondad  y apuro no entendió, fue que la restricción de la apertura del capullo y la lucha requerida por la mariposa, para salir por el diminuto agujero, era la forma en que la naturaleza forzaba fluidos del cuerpo de la mariposa hacia sus alas, para que estuviesen grandes y fuertes y luego pudiese volar. La libertad y el volar solamente podían llegar luego de la lucha. Al privar a la mariposa de la lucha, también le fue privada su salud. Algunas veces las luchas son lo que necesitamos en la vida.